“La infidelidad es un acto en el que puede tambalear hasta la relación más estable, absolutamente ninguno que esté en una relación es inmune a que le peguen sus buenos cachos. La historia y el imaginario popular sugieren que los hombres son más infieles que las mujeres y por algo será que la fama de “perros” ha sido bien ganada. Pero, ¿Y las mujeres qué?”
Cachos o cuernos en nuestra sociedad son sinónimos de infidelidad. La historia indica que el hombre lo ha hecho durante toda la vida, pero hoy la mujer también es infiel y mucho más frecuentemente de lo que imaginamos. Ahora ellas han decidido buscar afuera lo que por alguna razón no le dan en la casa.
La razón más fuerte que lleva a una persona a ser infiel está relacionada con su “ego”, al sentirse “más hombre” o “más mujer” al salir con otra persona distinta su pareja. Claro está, el ambiente en donde cada sexo expone sus aventuras es muy distinto; el hombre se atreve contar sus idilios a cualquiera para que así festejen sus conquistas, lo admiren y lo envidien. Por su parte las mujeres cuentan sus infidelidades sólo frente a sus amigas íntimas, en un ámbito en el que saben que no van a ser juzgadas ni condenadas. También lo hacen en el consultorio psicológico.
Las personas infieles una vez inician el engaño se echan al hombro una bomba de tiempo en constante amenaza de explotar, ya que siempre hay pequeñas pistas que se dejan en el camino y que al final acaban por ser descubiertas. En promedio, las estadísticas de infidelidad aseguran que el 60% de los hombres son infieles frente al 40% de las mujeres que siguen sus pasos. Pero ellas suelen involucrar sentimientos en sus aventuras; en cambio, los hombres sólo las buscan para satisfacer su deseo sexual o instinto de Don Juan.
En un estudio sociológico de la Universidad de Chile (UC)-Adimark se demostró que las nuevas generaciones, tanto de hombres como mujeres, condenaban más la infidelidad que los adultos maduros. Es decir, ellos y ellas no estaban dispuestos a sufrir lo que muchos de sus progenitores padecieron en silencio. Sin embargo, están dispuestos a hacerlo. De acuerdo con la psicóloga estadounidense Joy Davidson, la mayoría de los estudios concluye que los niveles de infidelidad han aumentado considerablemente en los últimos años, a pesar del hecho de que el 90% de las personas dice creer que siempre está mal.
Pero, ¿Pese a esta posición por qué hombres y mujeres siguen metiendo cachos? La primera diferencia entre la infidelidad masculina y femenina es la manera como cada uno de los géneros incurre en ello. Comparemos a continuación:
-Hombres
Para nosotros ser infiel tiene como máximo motor la búsqueda de la novedad, transgresión y la salida de la rutina. Es curioso, en ocasiones los encuentros sexuales o relaciones son con mujeres menos atractivas que nuestra pareja estable. Sin embargo, es lo diferente y lo impredecible lo que seduce. Otras veces es una fantasía en especial lo que mueve a la infidelidad, que contrario a lo que las mujeres creen, por lo general nace de la casualidad, también por lo afectivo. Ya que muchas veces en la que casa se tiene una leona que ruge por todo y en la calle se encuentra a una mujer amorosa que escucha, acompaña y valora. Dando pie a una infidelidad con poco remordimiento.
-¿Y ellas?
Es cierto que algunos factores descritos para los hombres, más relacionados con las fantasías y el romper con la monotonía, también conducen a infidelidades de parte de las mujeres. Pero es más habitual que el inicio de la conducta infiel femenina se relacione más con una insatisfacción afectiva, de comunicación y romántica en su pareja. Cuando encuentra a alguien que le plantea, aunque sea a modo de juego, una situación de diálogo, comprensión, cariño, romanticismo y seducción, se anima a lo prohibido y generalmente lo sexual también forma parte del combo. También nace de la venganza contra el conjugue luego de haber descubierto su engaño. Eso sí, siempre guarda remordimiento de consciencia.
Ahora bien, dado a lo anteriormente expuesto, si cada vez que escuchas la palabra “infiel” se te representa un hombre metido en una cama con otra mujer distinta a su oficial, debes ir cambiando el chip, porque las mujeres de hoy no son las mismas de antes, puesto a que se han adueñado de su cuerpo y de su deseo, animándose a diferentes comportamientos que en épocas pasadas eran atribuidos y aceptados sólo a los hombres. Quizás la proporción de infidelidad entre hombre y mujeres hoy en día esté en 50% y 50%, aunque es muy difícil demostrarlo ya que ellas muy rara vez se dejan pillar.
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Alvaro J Tirado R.
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