viernes, 20 de diciembre de 2013

10 Consejos para un recién graduado. Expectativa vs Realidad.


Sí, aunque el gobierno salga a cada rato con falacias respecto a que los índices de desempleo han disminuido, la realidad para un recién graduado parece ser otra. Por años nos sumergimos a la presión de una universidad o instituto de educación, en donde entramos con las mil y una expectativas, pensando que inmediatamente cuando nos graduemos tendremos un jugoso sueldo que nos servirá para cumplir todos esos caprichos terrenales de los cuales nos privamos en nuestras épocas de estudio.
Para obtener un título profesional nos toca cumplir con varios requisitos que pueden alejarnos de ese tan anhelado cartón, incluso por años (tesis, cursos de inglés, proyectos de grado, practicas, materias, etc…). Cuando por fin logramos vencer todos esos monstruos creemos que de ahí en adelante todo será color de rosa, tal cual cuento de los hermanos Grym. Y omitimos que afuera se encuentra un temido villano que no tiene compasión, cuya especialidad es destruir los proyectos y sueños que uno acumula cuando se gradúa; ese dichoso coco es el mercado laboral. Que a pocos recién egresados trata de maravilla, la cual es una cuestión de suerte.
Y es que conseguir un trabajo siempre es un desafío, y más si es por primera vez. Encuestan afirman que el promedio en América latina para encontrar el primer empleo al salir de la carrera es de seis meses o más, y sólo el 10% logra ser contratado por una empresa antes de egresar de su alma mater. Diversos son los puntos de vista que sustentan estas preocupantes cifras como: las empresas no confían en los jóvenes sin experiencia, en nuestros países hay pocas oportunidades laborales o que la carrera estudiada tiene poco campo de contratación. Sea cual sea el motivo cuando intestas por primera vez conseguir un trabajo termina sucediendo que “No tienes trabajo porque no tienes experiencia y no tienes experiencia porque no tienes trabajo”. Cuando se entra en este dilema, se empiezan a desmoronar proyectos y las frustraciones por no poder cumplirlos salen a flote.
Precisamente en esos momentos es cuando quieres devolver el tiempo y regresar a tu época de estudios. Porque no es un secreto, los años cuando eres un estudiante son prácticamente los mejores, la vida de un universitario como dirían en la costa caribe colombiana es “la más sabrosa”. Uno sólo se dedica ir a sus clases,  aprobar materias, salir de fiesta y darse la buena vida; mientras que el hotel papi y mami solventan todos los gastos. Claro, hay muchos que les toca trabajar para poder costearse sus estudios, lo cual es de admirar.
Pero tanto ellos como los que fueron mantenidos al graduarse sufren del síndrome del recién graduado; influenciado por la familia, amigos y entorno en general. Que nace cuando: los padres cortan la ayuda económica, en ningún lugar se consigue empleo, vemos que nuestros contemporáneos tienen un súper trabajo o cuando queremos tener cosas y no podemos comprarlas porque no tenemos plata. Es tan complejo este síndrome que a raíz de la desesperación por tener trabajo; puede llevarnos a perder el valor de nuestro tiempo, capacidades y aprendizaje. Llevándonos en muchas ocasiones a tomar decisiones apresuradas como: emplearnos en labores ajenas a nuestra profesión o desarrollar negocios o proyectos que carecen de fundamentos, y que pueden ocasionar incluso pérdidas.
Pese a ese instinto de ser los mejores, por cosas que uno no se explica, aquellos que marginábamos en la universidad por parásitos y tratábamos de brutos, resultan ser a quienes mejor les va. Es así, no siempre los más listos o los más aplicados resultan ser quienes logran encontrar trabajo una vez se gradúan. Así es la vida. Nada que hacer. La realidad termina siendo en este caso distinto a lo que esperábamos y precisamente ese choque con ella que muchas veces genera en nosotros cambios de actitud que pueden ser positivos, pero también negativos.
Es complicado estar en una situación como esta, la que parece ser un callejón sin salida. Por ello si en estos momentos te encuentras en una encrucijada similar, te comparto 10 consejos para tener en cuenta si eres un recién graduado, aquí van:
1-    Evita compararte con tus amigos. ¿Te enteraste que un compañero poco brillante de tu generación ya tiene empleo en una súper empresa? ¡Mantén la calma! La experiencia profesional es diferente para cada persona, concentrarte en tu propio proceso es más productivo que estar al pendiente de los movimientos de los demás.
2-    No dejes de estudiar. Te darás cuenta de que la universidad no te ha preparado al 100% para el trabajo, por ello es necesario tener una visión enfocada al aprendizaje constante. Preocúpate por adquirir habilidades adicionales que puedan ser atractivas y relevantes para tu profesión.
3-    Redacta una buena hoja de vida. Un par de hojas es suficiente para un recién egresado, puedes incluir tus prácticas profesionales y servicio social como experiencia. Enfócate en presentar un currículo claro, breve y libre de faltas de ortografía. Y por supuesto con la documentación pertinente.
4-    Aplica a empleos a los que estés calificado. No pierdas tiempo aplicando a empleos en los que no encaja tu perfil laboral, probablemente ése sea el problema que te esté cerrando puertas. Enfócate en aplicar a aquellos en los cuales cumplas a cabalidad con los requisitos exigidos.
5-    Ten expectativas realistas de tu primer empleo. Tu primer empleo puede estar muy alejado de lo que imaginaste cuando eras estudiante, no te desanimes si descubres que tus actividades no son tan relevantes como pensabas. Concéntrate en hacer un excelente trabajo, aprender y establecer relaciones con profesionales de experiencia.
6-    Da un buen uso del internet. Las bolsas de trabajo online, las redes sociales, los medios de información y páginas corporativas de empresas son una excelente fuente de información y abren un espacio para establecer redes de contactos.
7-    Nunca acudas a una entrevista sin haberte preparado. Hay reglas básicas para prepararse en la entrevista, una de ellas es llevar el atuendo adecuado y mostrarse profesional. Tomarte el tiempo de prepararte marcará la diferencia entre tú y el resto de los candidatos.
8-    Busca relaciones profesionales de valor. A partir de ahora tendrás que construir un círculo social profesional, que deberá incluir a personas clave que puedan ser de ayuda en tu carrera.
9-    Aprovecha tu tiempo. Inicia cuanto antes tu búsqueda de empleo y tómala enserio. Si no encuentras el trabajo que buscas puedes ocupar tu tiempo libre en tomar un curso o realizar trabajo voluntario.
10-                      No te desesperes. Recuerda, las cosas buenas tardan en llegar. Los pensamientos negativos hay que cancelarlos. Pon en práctica los anteriores consejos seguramente te servirán de ayuda.
Algunas veces, pese a la determinación para hacerlo, el tamaño de una tarea importante, puede detenerte, especialmente al inicio. Comenzar puede ser difícil. El escritor enfrenta una página en blanco, el maestro encara el primer día de escuela, y la gente de negocios el lanzamiento de un nuevo proyecto. Es poco probable que en el primer intento tengas éxito. Por ello no dormirse en los laureles puede ayudar a que tus propósitos tarde o temprano se cumplan.
Hay que tener claro que la formación académica no lo es todo, ya que esto no te garantiza rendir en una empresa en la práctica. Los sentimientos de frustración o comparación con otros son innecesarios. Y aprovechar el tiempo libre investigando puede ser una excelente opción. El choque de tus expectativas versus la realidad, no siempre es lo más agradable. Esas cosas no sólo suceden en lo laboral, sino en la vida en general. Por ello no hay que rendirse y siempre echar pa´ lante, recuerda que a veces toca iniciar por lo poco, pero lo importante es eso, iniciar.
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 Alvaro J Tirado R.
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viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Quién entiende a la gente?

Hagas lo que hagas, siempre hablarán de ti. Y aunque suene trillado, es la pura realidad; ya que convivimos en una jungla de cemento y fieras que por naturaleza tienden a ver la paja en el ojo ajeno.
Es más que claro que Dios hizo seres humanos distintos en su forma de ser, actuar y pensar. Por ello es que en muchas ocasiones diferimos con otras personas sin ni siquiera conocernos. Puede que sea una cuestión de feeling o energías que tiende hacernos caer bien o mal. Muchas veces ella es la responsable de despertar sentimientos que enferman el alma, tal es el caso de la envidia; una sensación o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sean bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas.

Pareciera que el diablo se la inventó para amargarnos el rato, puede que en algún momento de nuestra vida hayamos tenido esa sensación por alguien o hayamos sentido que alguien la tiene hacia nosotros. Todo ello es producto de la inconformidad del hombre que hace que continuamente esté buscando a quien seguir, a quien juzgar o criticar, y qué usar para llenar sus expectativas. Sin medir el daño que pueda causarle a alguien con tan sólo expresar un mal comentario.

Definitivamente no somos moneditas de oro para caerle bien a todo el mundo. Y aunque creas estar haciendo lo mejor; siempre te criticarán, hablarán mal de ti y será difícil que encuentres alguien a quien le conformen tus actitudes. Para explicarlo mejor te comparto la siguiente historia:

Había una vez un matrimonio con un hijo de doce años y un burro. Decidieron viajar, trabajar y conocer el mundo. Así, se fueron los tres con su burro.
Al pasar por el primer pueblo, la gente comentaba:
“Mira ese chico mal educado; él arriba del burro y los pobres padres, ya grandes, llevándolo de las riendas”
Entonces, la mujer le dijo a su esposo:
“No permitamos que la gente hable mal del niño.”
El esposo lo bajó y se subió él.
Al llegar al segundo pueblo, la gente murmuraba:
“Mira qué sinvergüenza ese tipo; deja que la criatura y la pobre mujer tiren del burro, mientras él va muy cómodo encima”.
Entonces, tomaron la decisión de subirla a ella al burro, mientras padre e hijo tiraban de las riendas.
Al pasar por el tercer pueblo, la gente comentaba:
“Pobre Hombre…. Después de trabajar todo el día, debe llevar a la mujer sobre el burro! y pobre hijo ¡qué le espera con esa madre!”
Se pusieron de acuerdo y decidieron subir los tres al burro para comenzar nuevamente su peregrinaje.
Al llegar al pueblo siguiente, escucharon que los pobladores decían:
“Son unas bestias, más bestias que el burro que los lleva, van a partirle la columna!”
Por último, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro.
Pero al pasar por el pueblo siguiente no podían creer lo que las voces decían sonrientes:
“Mira a esos tres idiotas: caminan, cuando tienen un burro que podría llevarlos”.

La conclusión del cuento es más que clara. Pero la historia de la familia y el burro no es ajena para nada a nuestra cotidianidad, también mujeres y hombres podemos encontrarnos en esas situaciones en las que hagamos lo que hagamos, siempre encontramos a alguien al que no le parezca lo que estamos haciendo. Prueba de ello queda claro con el siguiente ejemplo:

Una mujer:
Si no tiene curvas, es gorda.
Si adelgaza, se ve enferma.
Si se maquilla, no es natural.
Si no lo hace, es dejada.
Si dice lo que piensa, es una grosera.
Si no lo dice, es hipócrita.
Si se defiende, es peleona.
Si no se defiende, no tiene carácter.
Si se ríe, no es seria.
Y Si no, es una amargada.
O
Un Hombre:
Si va al gimnasio, es un metrosexual.
Si no va, es un flojo.
Si gasta mucho dinero, es un despilfarrador.
Si no lo gasta, es un tacaño.
Si tiene varias mujeres, es un perro.
Si no, está quedado.
Si vive en la calle, es un vago.
Si pasa en su casa, es un bobo.
Si es chistoso, es inmaduro.
Y Si no lo es, es un aburrido.

Pero, ¿Quién entiende a la gente? Si haces algo mal, te critican. Y si haces algo bien, te buscan el error. Pareciera que la desdicha ajena se convirtiera en su dicha. O ese hecho de verte progresar, hacer lo que te gusta o hacer cosas que no pueden hacer ellos; automáticamente te convierte en la diana de sus flechas.
Es por eso que los comentarios de los demás no deben ser tu punto de apoyo principal. Tal vez te critiquen por lo que haces, por cómo lo haces; tal vez hablen de tu familia, de tus hijos, tus amigos, de tu forma de ser, de tu profesión o de tus creencias religiosas.

Lo realmente importante es hacer las cosas bien, de la manera correcta, fundamentados en un carácter construido con principios de vida; cuando ello es así, lo último que debes tener es miedo a la crítica, a la murmuración o a la burla. Porque ya el tiempo le dará la razón al que la tiene.
Por algo el genial Maxwell dice: “Cuando quieres emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas, cuando vean que no te pueden detener y lo estás haciendo de la forma correcta, te dirán cómo lo tienes que hacer, y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti”.

Por eso vive como creas. Haz lo que te dicte el corazón. Haz lo que sientas. Una vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso: Canta ríe, baila, ama y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón bajo y la obra termine sin aplausos.
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martes, 3 de diciembre de 2013

¿Cómo identificar un verdadero Amigo?

Qué rico encontrar personas con los cuales tengamos química, no precisamente de la que nos dan en el colegio o la universidad, sino de esa que sólo se siente con personas que compaginan de una forma mágica contigo. Dios nos hizo de una manera tan variada y no escatimó detalle alguno al crear seres completamente diferentes en la forma de pensar y de ser, es por eso que no con todos nos la llevamos bien.


A veces encontrar amigos puede ser fácil, otras difícil; aunque no sean muchos, tan sólo tener uno puede ser lo suficientemente significativo para ti. Muchas veces confundimos lo que es una amistad, quizás nuestra cultura no ha llevado a decirle independientemente a que lo sea a cualquier conocido: "amigo". Debido a eso en ocasiones nos pegamos ciertas desilusiones con personas que no eran los que esperábamos y esto termina siendo como una ruptura amorosa. Créanlo, no sólo por amor uno puede pasar una tusa, por problemas con amigos, también. 

Es  muy lindo tener amigos pues la vida se hizo para compartirla con otras personas, pero más rico es:

  • Tener de esos que aunque la distancia los separen no importa el medio, pero logras comunicarte con ellos. 
  • De los que pasan los días sin verse y cuando se ven arman un carnaval de sonrisas y abrazos. 
  • Esos que cuando sabes un chisme, cuentas los segundos porque tienes que decírselo de una. 
  • Los mismos con los que salir a pasear o irte de rumba son diversión segura.
  • Con los que no te da pena decir que estás sin plata.
  • Esas personas que no tienes necesidad de decirles que estás triste y que con sus palabras de aliento te suben los ánimos. 
  • Aquellos a los que les tomas sus cosas sin permiso, porque sabes que no se enojarán. 
  • De los mismos a los que te le sabes hasta el último dato de su vida. 
  • Los que por nada del mundo te harían un desplante. 
  • Esos que son los primero a los que les escribes o llamas cuando te sucede algo importante. 
  • Aquellos con los que cuando peleas, sientes que estás en una crisis matrimonial. 
  • Con los que  no te da vergüenza emborracharte, cantar y bailar. 
  • Los que no tienes que acosar para que te saluden, ni comprarlos con regalos o dinero para que siempre te den una sonrisa y te hablen con agrado. 
  • Simplemente con los que eres tú mismo.

Durante la vida llegamos a confundirnos y a no darnos cuenta quienes son en verdad las personas a las que les importamos, gracias al cielo existen los momentos difíciles, pues ellos son los que ayudan a darnos cuenta en verdad quien es quien. Y es que ese dicho que dice: "Amigos pocos y conocidos muchos" es más que cierto.

En muchas ocasiones somos idealistas y buscamos ciertos parámetros a la hora de tener ciertas amistades, lo cual es una ruleta rusa, pues no siempre con quien creemos tener una amistad en el fondo la tenemos. Por ello es que toca aprender a distinguir y valorar a esos verdaderos ángeles que Dios nos coloca en el camino y no andar desperdiciando buenas intenciones con personas que no las merecen, así nos evitamos tusas innecesarias.

Pero, ¿Cómo identificar un verdadero amigo? Pues, es completamente sencillo. Si las características que anteriormente mencione coinciden con alguien que conoces, ¡siéntete feliz! porque no tienes un conocido o un amigo, sino ¡un hermano!



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